El sábado día 6 de junio un grupo de empleados de Altran junto con nuestros familiares y amigos y guiados por los líderes del equipo Somos MASS, el equipo de Altran de Responsabilidad Social Corporativa, nos dirigimos a Asturias a plantar el Bosque Altran, éramos más de 60 personas.
Después de un largo viaje en autobús llegamos a Tuñón, pueblito situado en pleno Valle Osero asturiano. Allí habíamos quedado con el FAPAS, el Fondo para la Protección de Animales Salvajes, para realizar la plantación del Bosque Altran.
Nos indicaron la parcela en donde plantaríamos, una parcela en cuesta y que nos costó alguna caída que otra subir, debido al barro y hierba mojada, pero allí estábamos, dispuestos a aprender y colaborar con una buena causa.
Después de darnos el material que necesitábamos nos dispusimos a comenzar la tarea, nos repartimos todos a lo largo y ancho de la parcela y comenzamos la plantación, entre cerezos y castaños plantamos 100 árboles cuyos frutos, más de 2000 Kg. al año, servirán para que los osos se alimenten y además para compensar más de tres toneladas de CO2. Dentro de tres años los árboles comenzarán a dar los frutos y ya se les podrá quitar la protección que les pusimos para que crecieran bien.
Lo pasamos tan bien que acabamos enseguida, con las marcas del barro en nuestros pantalones y zapatillas pero contentos, fue entonces cuando los del FAPAS nos propusieron llevarnos a ver a dos osas, Paca y Tola, que tienen en semilibertad. Fue emocionante.
A las 18:30 nos volvimos a subir al autobús, ahora ya dirección Casa Trabanco, el Llagar en donde teníamos concertada una visita y donde degustaríamos la sidra típica asturiana.
Y después de la visita, de ver cómo hacen la sidra y de beber muchos culines, incluso alguno se atrevió a escanciar… nos dirigimos al hotel, ya en Gijón, para descansar y disfrutar de la noche gijonesa con una buena cena y muchos brindis.
Qué duro fue a la mañana siguiente levantarse, pero lo conseguimos y a las doce estábamos ya en Arriondas, con los trajes de neopreno puestos y subidos a la canoa; el descenso del Sella nos esperaba.
Aunque no llovió, la temperatura no acompañó mucho, pero a pesar de eso muchos llegaron a hacerse hasta 10 kilómetros del recorrido. Después, una ducha calentita y ya, muy a nuestro pesar, de vuelta a casa.
Llegamos el domingo a Madrid a las 22:30, agotados y deseando descansar, pero con muchas ganas de repetir la experiencia.
Muchas a gracias a todos los que os animasteis a participar.
Encontrareis más fotos en el álbum del Blog.
Somos MASS.
Después de un largo viaje en autobús llegamos a Tuñón, pueblito situado en pleno Valle Osero asturiano. Allí habíamos quedado con el FAPAS, el Fondo para la Protección de Animales Salvajes, para realizar la plantación del Bosque Altran.
Nos indicaron la parcela en donde plantaríamos, una parcela en cuesta y que nos costó alguna caída que otra subir, debido al barro y hierba mojada, pero allí estábamos, dispuestos a aprender y colaborar con una buena causa.
Después de darnos el material que necesitábamos nos dispusimos a comenzar la tarea, nos repartimos todos a lo largo y ancho de la parcela y comenzamos la plantación, entre cerezos y castaños plantamos 100 árboles cuyos frutos, más de 2000 Kg. al año, servirán para que los osos se alimenten y además para compensar más de tres toneladas de CO2. Dentro de tres años los árboles comenzarán a dar los frutos y ya se les podrá quitar la protección que les pusimos para que crecieran bien.
Lo pasamos tan bien que acabamos enseguida, con las marcas del barro en nuestros pantalones y zapatillas pero contentos, fue entonces cuando los del FAPAS nos propusieron llevarnos a ver a dos osas, Paca y Tola, que tienen en semilibertad. Fue emocionante.
A las 18:30 nos volvimos a subir al autobús, ahora ya dirección Casa Trabanco, el Llagar en donde teníamos concertada una visita y donde degustaríamos la sidra típica asturiana.
Y después de la visita, de ver cómo hacen la sidra y de beber muchos culines, incluso alguno se atrevió a escanciar… nos dirigimos al hotel, ya en Gijón, para descansar y disfrutar de la noche gijonesa con una buena cena y muchos brindis.
Qué duro fue a la mañana siguiente levantarse, pero lo conseguimos y a las doce estábamos ya en Arriondas, con los trajes de neopreno puestos y subidos a la canoa; el descenso del Sella nos esperaba.
Aunque no llovió, la temperatura no acompañó mucho, pero a pesar de eso muchos llegaron a hacerse hasta 10 kilómetros del recorrido. Después, una ducha calentita y ya, muy a nuestro pesar, de vuelta a casa.
Llegamos el domingo a Madrid a las 22:30, agotados y deseando descansar, pero con muchas ganas de repetir la experiencia.
Muchas a gracias a todos los que os animasteis a participar.
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